martes, 24 de noviembre de 2015

Toda niña y mujer tienen el derecho humano fundamental a vivir libre de violencia


Toda niña y mujer tienen el derecho humano fundamental a vivir libre de violencia. Todo niño y hombre tienen el derecho a disfrutar de la convivencia con sus madres, hermanas, compañeras en un plano de igualdad y de respeto.


Todavía hoy se estima que una de cada tres mujeres en el mundo será objeto de violencia a lo largo de su vida. Una de cada tres chicas jóvenes será obligada a casarse antes de los 18 años.
 
Aproximadamente 125 millones de niñas y de mujeres han sufrido mutilación genital. El rapto, la violación y el matrimonio forzado son una táctica comúnmente empleada en las guerras. La trata de millones de mujeres y niñas, particularmente la realizada con fines de explotación sexual, es una de las formas de esclavitud que todavía persiste en nuestro tiempo, increíblemente también en los países desarrollados, como el nuestro, de forma oprobiosa.
 
 Todavía hoy un gran número de mujeres, sólo por el hecho de serlo, sufren sometimiento, humillación y violencia, siendo especialmente grave la violencia en el seno de la pareja. Todavía hoy muchas de esas mujeres son asesinadas por sus maltratadores.
 
La sociedad debe ser activa en esta lucha no sólo al conmemorar el 25 de Noviembre o cada vez que se produce un terrible asesinato, sino de forma permanente. Las autoridades públicas, a todos los niveles, tienen que desarrollar un firme liderazgo para la prevención, protección, persecución y provisión de servicios para las víctimas.
 
La educación en igualdad es esencial. No sirve un modelo de educación “neutral”, que considere que la igualdad legal es un hecho y que ya no hay que intervenir en la formación de los jóvenes.
 
Tampoco sirven modelos de “igualdad” sectarios, que culpabilizan con determinismo a los chicos por razón de su sexo y les vuelven en contra de los principios igualitarios. La educación en los valores de igualdad y respeto entre jóvenes, es indispensable para arrancar las raíces más profundas de la desigualdad.
 
La igualdad es patrimonio de mujeres y de hombres y va a beneficiar a ambos.
 
Educación, convivencia, respeto

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