Hasta ahora, es habitual otorgar cien días de gracia a los
nuevos gobernantes, y a sus equipos , por aquello de acostumbrarse, o como se
dice por esta bendita tierra, “asentarse” en sus puestos; una
norma no escrita pero hasta ahora respetada,
siguiendo el veredicto de las urnas, y concediendo un tiempo a los nuevos
ediles y presidentes de corporaciones, para que inicien sus labores, como
gestores municipales con normalidad; unas veces, continuando la labor
emprendida por sus antecesores; otras propiciando un giro en el funcionamiento
municipal, acorde con sus ideas, ideologías, o como quieran llamarlo.
En Candelaria, con más
de ciento cincuenta días gastados, más de
cincuenta, de los simpáticos cien
concedidos, el andar de los nuevos ediles, y de los antiguos reelegidos, se
puede calificar de errante, dubitativo e incluso sorprendentemente confuso para
la ciudadanía local. Para los repetidores, más de lo mismo, pero con la mosca,
avispa, o abejón molesto detrás de la oreja, mirando de reojo al socio de gobierno;
este, receloso, y temeroso de aquellos que tienen más rodaje en esto de la
política, se dedica a negar aquello que llevaban en su pasada carrera
electoral, por aquello de que hay que ceder por el bien común, o por el bien de
sus bolsillos, que parece va a ser esto último.
El segundo pleno extraordinario fue para tratar varios puntos
pero quizás más importantes para los ediles; ¿cuanto vamos a cobrar?; ¿Cuántas
horas vamos a estar aquí?;¿Quién es mi compi?;¿Cuánto cobrará mi persona de
confianza?, y cositas como esas, que si bien, para el ciudadano de a pie, no
nos parecen tan importantes como para celebrar el pleno extraordinario, para
nuestros ediles, son de vital importancia, ya que no pueden quedarse sin cobrar
estos días, antes de fin de mes. Y visto
lo visto, cobrar van a cobrar, según explicaron algunos en el pleno, porque son
políticos profesionales. Sí señor, políticos PROFESIONALES. Ya ven, y yo que
pensaba que a eso de la política, uno se presentaba voluntario, a servir a los
demás según las diferentes ideologías. Que equivocado estoy.
Es que una cosa es
cobrar un sueldo acorde, y otra, subirse el sueldo, sabiendo cómo está la
situación en el municipio. Sin olvidar, que los que ahora cogobiernan, hace poco
criticaban los sueldos de los que entonces gobernaban. Pero así están los
sueldos, y la democracia triunfo en las elecciones. No nos quejemos ni los
ciudadanos por los sueldos que cobran, ni los ediles si los llamamos
concejales, y no por su nombre, ya que si prefieren que les llamen por sus
nombres, dejen de practicar esa moda un poco ridícula de sacarte fotos con el
móvil, cada diez minutos, en el trabajo, dentro del ayuntamiento, diciendo que
han tenido un día duro, que ya han inundado las redes sociales con sus selfies
laborales, ya sabemos que son concejales, y los ciudadanos deducimos lo que
trabaja o no trabaja cada uno.
Todo iba bien. Días de
calma, de ver cómo funcionan las cosas, como me adapto al cargo, cual es mi
teléfono, cual mi tarjeta de gastos, quien me saluda, quien no; en fin cositas
como esas. En lo plenamente político, el resumen de estos días bien podría ser
este:
Pasamos de “en esta
legislatura acabaremos con la central de Unelco” a otro anuncio mas del
Gobierno sobre la subestación de las Caletillas y su permanencia; de obra
demandada por la ciudadanía del” proyecto de accesos al mar, solárium y zona de
baño en el Muelle” a playa cerrada por vertido de aguas fecales, en la misma
zona, que curiosamente ahora reconocen que no está catalogada como playa, como
ya le comentaron en su momento la oposición y los pescadores y algún colectivo más.
Creamos rápidamente un
parking en la plaza de la basílica, y mientras estamos en el pleno, lo van
pintando; una semana después, se cierra el parking, se borran las marcas
pintadas, se paga la pintura, o mejor, que la abone el pueblo y hablo con el
cabildo, a ver si no me amenaza tanto, que fue un error de novato de mi compi
de gobierno, el de CC que se adelanto, (aunque la idea fue mía). Ya hable con
él, y no lo vuelve a hacer más. Rescato
el proyecto de la Plaza de la Basílica, con parking subterráneo, y si me dicen
que no insisto; que es más caro, insisto, que no se puede hacer, insisto, que
se inunda, insisto. Otra obra grandiosa, que presumiblemente, se alargara, en
el tiempo.
Derroche de gracia y simpatía, es la que se ha destinado, desde
el consistorio, a Bajo la Cuesta, en peligro, según informes, por riesgo inminente de desprendimientos, ya que desde quince días antes
de las elecciones, se conocía el informe, pero no se actuó en periodo
electoral,( se puede adivinar el motivo) y a día de hoy, siguen en la misma situación;
han alarmado a los vecinos, con amenazas de desalojo, con desprendimientos
inmediatos; pero solucionar el problema, buscar
fecha de inicio y finalización de estas obras, en todos estos días, no
han tenido , ni la más mínima intención de hacerlo. Malditos días de gracia.
En Agosto, mes de las
fiestas. De Celebración. De estar, nuestra mandataria, nerviosa, ansiosa por ser,
la primera alcaldesa… Uff, que nervios…Y zasss... Nos la imputan. A ella, a su antecesor
en el cargo, y a sus antiguos compis, que tendrán que ir todos a declarar por
orden de la fiscalía, por algo relacionado con el número de cargos o asesores o
personal de confianza. Me pregunto, ¿para qué tenemos un secretario municipal
en al Ayuntamiento, funcionario que vela por la legalidad de las acciones del
consistorio, cuando sus recomendaciones, no son tomadas en consideración?
Causa enorme gracia, ver los anuncios esperados de la segunda fase
de la rehabilitación de Antón Guanche,
cuando los errores, desidia, y desinterés mostrado en las obras de la anterior
fase realizada, son notables y visibles.
Del CTCAn que decir. Lo fue anunciado, y anunciado y vuelto a anunciar,
como ·”nicho de empresas” se ha
quedado, en eso, en un nicho. Obra
inacabada, subvención devuelta, intereses, dinero público gastado, se anuncia
gran inauguración, no se celebra... Tiene gracia la cosa.
Se prometen obras en el suministro de agua potable, la gran
demandada depuradora comarcal, los emisarios, cuando la simpática realidad, es
que existe un déficit enorme, en inversión y en obras en estas, tanto, que parece,
que en la legislatura anterior, lo único
que se tratara de estos temas, fuera la renovación del contrato con la empresa concesionaria.
Y mientras, agua potable, de baja calidad, averías, y cortes no programados,
son motivo de “enorme alegría” para los ciudadanos.
Noches de apagones; cuando no es en Igueste, es en la Avenida.
Hoy toca Cuevecitas, mañana… a saber. Y cuando esto afecta a negocios, a bares
y cafeterías, a los pescadores, a los vecinos en general, pues es motivo…. ¿de
gracia?
Pues con todo esto, se
puede decir, que poco ha cambiado. Que mucho tienen que hacer, en vez de andar
por esos pasillos consistoriales, móvil en la mano, sacándose selfies hasta con
las moscas.
Muy bueno, es decir más y más de lo mismo. Lo único que por perras anda la perrita
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